BETTER MAN

 BETTER MAN, 2024.  

Dirigida por Michael Gracey

Protagonizada por un mono digital y otros actores. 

Nuca fui un seguidor de Robbie Williams, las “boy band pop” suelen aburrirme, aunque hay que reconocer que en su carrera solista ha brindado algunas baladas memorables. Me parecía bastante raro eso de que el personaje en cuestión fuera interpretado por un chimpancé animado digitalmente, sin embargo esta transformación visual, más allá de aprovechar la tecnología es pos una presunta originalidad, se trata de una herramienta narrativa que le permite al protagonista ofrecer otra mirada, poniéndose en una posición de sujeto barrado y representar simbólicamente su percepción del mundo, su búsqueda y tropiezos, sus conflictos. Ese, que al parece es un lugar de difícil identificación, no tarda en convertirse en un imán que nos atrapa, para llevarnos del fracaso al éxito, a ese lugar tan difícil de soportar que implica el peso de la fama, mostrando cómo el incremento del narcisismo abre las compuertas de forma abrupta para que la pulsión de muerte desborde al sujeto. Hasta que este logra una mejor relación con su goce, luego de un tratamiento del mismo, de saldar algunas deudas, de reconocer identificaciones alienantes para lograr ir más allá del padre, a su manera. 

Al cierre de la película canta: “Dijiste que querías conocer todos mis secretos, así que mostré todos mis demonios.”  

De entre los diversos comentarios que me habían llegado, solo Carla Leonardi me la recomendó enfáticamente, asegurándome que me iba a gustar. Sin preferencia alguna por la música del protagonista, se trata del biopic que me pareció mejor logrado entre la enorme cantidad que han surgido últimamente, muestra muy bien su vínculo con la música, las relaciones con los otros, incluso secundarios; nos pasea por el laberinto de sus deseos, sus vacilaciones, sus impasse, ilustra muy atinadamente el tormento del consumo y los arreglos que Robbie logra realizar con el goce. 

Una verdadera monada que entretiene, que sorprende, y con un final sumamente emotivo.