PITY ALVAREZ, INTOXICADO Y DESORIENTADO.
“Necesito algo que me despabile
necesito algo que no me haga dormir
necesito pronto que vengas a asistirme
necesito, te necesito.. .
...gracias pero ya no me hables más
necesito anestesia para no necesitar” .
(Necesito, Intoxicados )
Algo tenía que pasar, aunque no por eso deja de sorprender. Como lo dijo el músico de rock Pity Alvarez al entregarse a la policia, era a matar o morir. Sucedió lo primero. El goce sin freno es una autopista hacia la muerte.
Pity Alvarez es un sujeto de nuestro tiempo que ha terminado de escribir el que es, hasta el momento, el capítulo más trágico de su historia.
No sólo musicalmente ha mantenido algo del alma del rock, como Charly García, tomando la herencia, entre otros, de los Rolling Stones, que sabían convertir el escándalo en fama.
Desinhibidos, desamparados, desorientados. Así caracterizó Jacques-Alain Miller a los sujetos contemporáneos, posmodernos, o hipermodernos,
En un reportaje Bebe Contepomi le preguntó cómo estaba y él le respondió: “Yo estoy perfecto. No entiendo como sucede, viste como es la química. Hay gente que no entiende nada y se cuida tanto, yo siempre me hice cargo de eso y nunca hice apología, es más le digo a los pibes que no caigan en esa trampa... yo no doy consejos, sugiero que lo piensen dos veces, tampoco le voy a manejar la vida a nadie... la mía creo que no la manejo, tengo un buen piloto automático... creo que la manejo pero no del todo, si le digo norte puedo agarrar noreste o noroeste... pero va”. El piloto automático falló.
Los habitantes de esta modernidad tardía no tienen una brújula que les permita orientarse, no saben dónde está el norte. En el tema de Intoxicados “Noches con amigos” están muy bien planteadas las razones, el empuje al goce y la desorientación concomitante. Pity canta que corre “la sal” y el vino y que él corre atrás de todo, la fiesta sigue para rato, no sabe cómo llegó, ni cómo se irá, tampoco tiene un lugar al que volver.
Miller nos dice que el momento donde se perdió la brújula es el momento en que se disolvió la llamada “moral civilizada”. Esa moral brindaba un punto de apoyo porque inhibía, incluso reprimía, podía llegar a ser también, por supuesto, cruel. Lejos estamos de plantear que antes las cosas funcionaban y ahora no. Quienes suponen algo de ese orden han olvidado el pasado y suponen que fue mejor. Solo que a veces nos encontramos con algunos sujetos hipermodernos que se encuentran a la deriva, desamparados, con esa particular forma de hipersoledad. Sujetos que se nos presentan absolutamente perdidos a partir de una modalidad de goce que ha sido señalado como autístico o, más freudianamente, como un goce autoerótico.
Una observación de Lacan nos permite comprender esta época, fue el punto de apoyo de un seminario que Jacques-Alain Miller y Eric Laurent dictaron juntos: “El Otro que no existe y sus comités de ética”: se trata del señalamiento del ascenso al cenit del “objeto a”. El “objeto a” es un operador fundamental en la enseñanza de Lacan. Nos permite entender aquello que puede funcionar como causa de deseo, nos permite nombrar cierto vacío que se necesita, que hace falta para poner en movimiento el deseo; pero también nos permite nombrar lo que es el “plus de goce”. Se trata de otra cara de la cuestión; cuando el sujeto se separa del Otro hay un resto que se carga de goce y con el cual el sujeto se relaciona.
El “objeto a” está en lo más alto en nuestra época. Pero no tomado en su función de ser causa del deseo. Ese objeto, con el cual el sujeto se relaciona, se carga de goce, cada vez más, sin medidas, pasa a transformarse en lo que lo empuja. En lo que lo hace extraviarse. En lugar de estar orientado por su deseo, está desorientado por su goce. Un goce que implica una satisfacción que lo arrastra, sin medida, frenéticamente, en ocasiones hasta estrellarse.
En cada uno de los discos de sus bandas, tanto de “Viejas locas”, como de “Intoxicados”, y en los reportajes que daba, Pity Alvarez nos habla de su situación emocional, de su relación con el goce, de las distintas sustancias que consumía, de las maratones en la que podía llegar a ingerir un número increíble de drogas. El goce puesto en primer plano eclipsa lo simbólico y termina por borrar la dimensión subjetiva. “Estoy enojado con la reglas -declaraba Pity- A veces no quiero vivir. El problema es la pasta base. Ese es mi único problema en la vida, no tengo otro”, dice que es como tomarse vacaciones terrenales, no estás, desaparecés.
El consumo excesivo lo sumerge al sujeto en un aislamiento, en una pendiente a un cinismo extremo donde se hace difícil vivir. Pity se presenta como uno de esos filósofos cínicos que se identificaban con los perros y rechazaban las convenciones sociales : “Yo quiero ser como esos perros de la calle que toman agua de la zanja y comen de las bolsas de basura”. Pero él iba más lejos, tomaba agua del inodoro e ingería comida en mal estado. ¿Era parte del circo?
La droga para él presenta ribetes paradójicos, es tanto la búsqueda de una felicidad, esa felicidad que Lacan ligó a la pulsión de muerte; como el intento de buscar un equilibrio cuando es demasiado feliz por no consumir. Con las drogas dice, vive su mejor y su peor momento. Si fuese sólo el mejor momento le daría miedo, porque cuando se está bien sólo queda caer. Prefiere estar adormecido y, como se titula uno de los temas de Intoxicados “Casi sin pensar”, pero irremediablemente cae en la desorientación.
“No se si estar a la sombra del sol
no se si seguir la luz de la luna
puede curarme la propia enfermedad, si..
o puede matarme la misma cura..
siento en el corazón a Dios
siento en los pulmones al diablo
siento que tengo dos oídos para escuchar
y dos pies para ir tropezando”.
Y así va, tropezando. En otro tema dice que tendría que pensar que le está pasando, pero esta cansado de pensar. “No tengo ganas de seguir. Pero tampoco tengo ganas de parar”. Y así se prende fuego, el lobo, más que ser el lobo del hombre, es el lobo de sí mismo:
“Esta vez es en serio, no estoy mintiendo
algo se prende fuego
sé que muchas veces dije que el lobo venía
pero esta vez el lobo está acá
Se prende fuego, mi pelo, mi piano
mis discos, la ropa y el perro
puede ser que otra vez no sea cierto
pero siento como el fuego me quema por dentro”
Uno de los discos más importantes de Intoxicados es “El exilio de las especies”. Ese significante que Lacan toma de una obra de teatro de James Joyce para dar cuenta de lo imposible de una relación entre los sexos, es tomado por Pity Alvarez para hablarnos de un exilio más radical. “Hace tiempo que no se quien soy”, cantaba en ese disco, “el ser humano está condenado a ser feliz y nadie lo podrá parar”. Quizás el empuje superyoico lo haya llevado a un lugar donde pueda hacerlo.
Pity Alvarez dice abiertamente a los periodistas en el momento de entregarse a la policia luego del asesinato. “Era él o yo. Si no lo mataba me iba a matar él. Cualquier animal hubiera hecho lo mismo.” Cualquier animal que, a fuerza de rechazarlo, termine exiliado de su relación con el inconsciente.
Luís Darío Salamone
Excelente nota.
ResponderEliminarFelicitaciones¡¡
ResponderEliminarExcelente nota para dar cuenta de la modalidad más terrible del goce.
ResponderEliminarBrillante !!!
ResponderEliminarGracias x tanta claridad en la transmision!
ResponderEliminarMuy buena nota.
ResponderEliminaralgo Que me llamo la atención, antes de decir “era él o yo”, dijo “era él y yo “
ResponderEliminarBuenisima observación
EliminarME ENCANTO--MUY CLARO
ResponderEliminarEs bueno saber que alguien más se tome un momento para analizar esto sin subirse al morbo que están generando varios medios.
ResponderEliminarGracias.
Excelente Luis. Siempre es un gusto leerte.
ResponderEliminarExcelente!!! Luis siempre tan claro, tanto Freud como Lacan nunca nos apartaron de lo social y el Pity como muchos otros , son consecuencia y victimas de un Otro inexistente, en tanto regulador de la pulsión de muerte. Lo real se patentiza sin velos.
ResponderEliminarEra él y yo: kakon tal vez???
ResponderEliminarBrillante
ResponderEliminartengo un buen piloto automático... creo que la manejo pero no del todo, si le digo norte puedo agarrar noreste o noroeste... pero va”. El piloto automático falló. "
ResponderEliminarÉl lo sabía ? Pienso que sí y lo gritó, pero hubo una oreja ? Y no la de Van Gogh justamente...o si.
Tan intoxicademente brillante Pitty.
ResponderEliminarMuy esclarecedor escrito .
Excelente!
ResponderEliminarMe encantó
ResponderEliminarIncreible nota la verdad. Justo lo que buscaba. Gracias
ResponderEliminar